Hace un tiempo, le dije a una persona de mi equipo —pensando que era un gran cumplido de confianza—:
“Yo descanso en ti.”
Para mí, esa frase significaba apoyo, #confianza plena, la tranquilidad de que podía delegar y que las cosas saldrían bien.
Meses después, esa persona me confesó que llevaba tiempo acongojada… porque lo interpretó como “tengo que hacer el trabajo de mi jefa”.
Lo que para mí era un gesto de #reconocimiento, para esa persona fue una carga. Y me costó caro! La famosa “chimuchina” corporativa no se hizo esperar. Algo que nunca ayuda a los equipos.
Este episodio me recordó algo clave: el lenguaje no es neutro.
Lo que para unos suena a confianza, para otros puede sonar a sobrecarga.
Nuestras palabras viajan con la mochila de nuestras generaciones, experiencias y sensibilidades. En este caso, generacional y de sensibilidad.
Ahí está el verdadero desafío del #liderazgo: no dar por hecho que nos entendemos, sino abrir la conversación sobre lo que queremos decir… y lo que la otra persona escucha.
Porque #liderar también es aprender a traducirnos: preguntar más, asumir menos.
Tras varias conversaciones y retroalimentación, fuimos reconstruyendo espacios. Aprendí algo nuevo y sinceramos un espacio que durante un tiempo solo sirvió para malas interpretaciones.
Al final, lo que construye confianza no son solo las intenciones, sino la interpretación compartida.
#LiderazgoConSentido #Equipos #Comunicación #Lenguaje #Confianza
